domingo, 11 de marzo de 2007

Un sueño

Mery, mi intitutriz, siempre me decía que las damitas no deben hablar cuando los hombres los hacen. Me enseñó a escuchar y a no preguntar. Me crié en un ambiente de soledad y tristeza. Las carcajadas estaban prohibidas dentro de la casa ya que mi madre sufría de jaquecas. Yo creo que era por eso por lo que nunca la veía.

Cuando cumplí los 13 años mi padre me regaló un cuaderno en blanco. Como pasaba mucho tiempo sola mi imaginación era un pozo sin fondo, sin embargo entre las clases de literatura, historia, francés, música, costura, religión, hacer los deberes, ir a misa y a confesarme cada semana, y tantas otras cosas que ahora apenas puedo recordar, no me quedaba tiempo para escribir.

Cuando Mery descubrió mi cuaderno y leyó alguna de mis historias, se acordó del diablo y toda su familia, lo tiró a las llamas de la chimena y me amenazó con una clase doble de punto.

3 comentarios:

Negartija dijo...

Ja ja ja ja!!!... pobre niña!, Mery es peor que la Rotter Meyer!!!...

Sofi dijo...

jejeje... que tonteria más grande escribi, me aburrie en el curro... no tiene sentido alguno

Miguel dijo...

Pues a mí me encanta. Y no sabes cuánto...